I∴P∴H∴ Benito Juárez
En la sierra zapoteca, en el actual estado de Oaxaca, nació Benito Pablo Juárez García, el 21 de marzo de 1806. En
San Pablo Guelatao, un pequeño pueblo con apenas 20 familias zapotecas, unas cuantas casitas de adobe y tejas,
algunas chozas de paja y un pequeño lago que los habitantes llamaban “laguna encantada” por conservar siempre sus
aguas puras y transparentes.
Su padre, Marcelino Juárez; su madre, Brígida García. Fue bautizado en Santo Tomas Ixtlán con el nombre de Benito
Pablo. A los 3 años de edad quedo huérfano, junto con sus hermanas: María Josefa, Rosa y María Longinos,
permaneció en su lugar de origen, donde era cuidado por el párroco de San Pablo Guelatao, que inculcó en él
principios de la doctrina cristiana. Todas las tardes acudía, como los demás chicos del pueblo, a recibir la
instrucción religiosa que el sacerdote católico impartía en el atrio del templo en dialecto zapoteca.
Estuvo a cargo de sus abuelos paternos, Pedro Juárez y Justa López, hasta que mueren dos años después y queda con
su tío Bernardino a quien ayuda en el cuidado del rebaño de ovejas. Según cuenta el mismo Juárez, su tío le empezó
a enseñar a leer y escribir en castellano.
El 17 de diciembre de 1818, al perder una oveja y haber causado destrozos con el rebaño en un terreno ajeno se
fugó del pueblo, por el temor al castigo de su tío y se fue a pie hasta la ciudad de Oaxaca, llegando a la casa de
Antonio Maza, un comerciante de origen italiano donde su hermana María Josefa trabajaba de sirvienta acomodada en
una casa de Oaxaca, quien lo lleva con el encuadernador don Vicente Salanueva. Este lo recibe en calidad
igualmente de sirviente, pero con el propósito de instruirlo en las costumbres de la época. Cuando ya estuvo
Benito lo suficientemente preparado para estudios mayores, el señor Salanueva se dispuso a matricularlo en el
Seminario Pontificio de la Santa Cruz, a donde aquel, llegó al iniciarse los cursos de 1824 y en cuyo ambiente
nutrido de las más elevadas costumbres y enseñanzas religiosas, estuvo cinco años reafirmando sus nativas
creencias y saturándose de nuevas savias humanistas.
Posteriormente Juárez estudió Derecho en el Instituto de Ciencias y Artes. Fue Regidor del Ayuntamiento de Oaxaca
en 1831 y diputado local en 1833. En 1846 fue electo diputado al Congreso Nacional Mexicano, y tras dar su apoyo a Santa Anna, al que tomaba
entonces por defensor de los principios liberales, fue designado gobernador de Oaxaca (1847-52). Sin embargo, a
raíz del regreso de Santa Anna y la disolución del Congreso (1853), Benito Juárez se exilió a La Habana y Nueva
Orleans. Debido a la victoria del pronunciamiento liberal del Plan de Ayutla (1854), Benito Juárez regresó a
México y entró a formar parte del consejo de Estado del Gobierno de Juan N. Álvarez, y posteriormente desempeñó la
cartera de Justicia (1855).

Juárez y la Guerra de Reforma.
En 1856 el gobierno del presidente Ignacio Comonfort dictó las Leyes de Reforma que dieron cauce a la promulgación de
la Constitución de 1857 y que fueron:
1.- El 26 de abril la que suprimía la coacción civil para el cumplimiento de los votos monásticos.
2.- En el mes de mayo el Estatuto Orgánico que debía regir al país provisionalmente mientras el Congreso concluía la
Constitución definitiva.
3.- El 5 de junio la que extinguía la Compañía de Jesús.
4.- El 25 de junio la más importante, llamada Ley Lerdo, inspirada por el ministro Miguel Lerdo de Tejada, para
desamortizar los bienes de las corporaciones civiles y eclesiásticas. Por esta ley el clero no perdía sus bienes, pues
sólo se le obligaba a venderlos a sus arrendatarios, considerando que la circulación de esa riqueza beneficiaría a la
industria y al gobierno.
En 1857, la situación llegó a ser delicada, tanto que este primer Congreso Constitucional, que había electo a Ignacio
Comonfort Presidente de la República y a Benito Juárez Presidente de la Suprema Corte de Justicia, confirió al
Ejecutivo facultades extraordinarias para gobernar. El tenor de los hechos impidió incluso que se respetarán los
artículos constitucionales relativos a las garantías individuales en tanto continuara la inestabilidad, la cual más
que disminuir aumentó, y devino en una de las guerras más cruentas del país.
La Constitución de 1857, a pesar de su moderación, causó gran revuelo entre los conservadores y las clases
tradicionales, ante lo cual el presidente Ignacio Comonfort aceptó el Plan de Tacubaya (diciembre de 1857), que
estipulaba que cesaba de regir la Constitución y que el propio Ignacio Comonfort seguiría al frente del Ejecutivo, en
otras palabras que haría lo que él quisiera (como innumerables líderes de las naciones han hecho a lo largo de la
historia) gobernando con amplias facultades; convocaba a un Congreso Extraordinario que redactaría una nueva
Constitución de acuerdo con la voluntad nacional, cesando entre tanto a todas aquellas autoridades que no secundasen
este plan.
El 17 de Diciembre, el general Féliz Zuloaga, de acuerdo con Ignacio Comonfort, mandó a aprehender a Juárez, gran
impulsor de la Constitución de 1857 y el 11 de enero de 1858 los conservadores depusieron a Ignacio Comonfort, quien
previamente había liberado a Benito Juárez y de acuerdo con la Constitución, al faltar el Presidente de la República,
el Presidente de la Suprema Corte de Justicia, que era el mismo Benito Juárez, asumió la presidencia del país.
Pero, los conservadores no acataron el mandato constitucional y por su cuenta nombraron como Presidente a Zuloaga y se
apoderaron de la capital. Esto provocó que hubiera dos Presidentes, y que estallara la Guerra de Tres Años
(1858-1861), o Guerra de Reforma, entre liberales y conservadores.
Al principio las victorias fueron de los conservadores, Benito Juárez tuvo que trasladar su gobierno a Guanajuato y a
Guadalajara, donde estuvo a punto de morir a manos de la guardia de Palacio, atentado que logró impedir, con singular
valentía, Guillermo Prieto. Benito Juárez salió del país por Manzanillo, pasó por Panamá para ir a La Habana y Nueva
Orleans, regresó por Veracruz y allí con cierto apoyo de Estados Unidos (quienes reconocieron a Benito Juárez como el
Presidente legítimo de México) instaló su gobierno y promulgó las Leyes de Reforma, cuyo propósito esencial fue
separar la Iglesia del Estado. En adelante, la Iglesia no debería tomar parte en los asuntos del Estado a lo cual se
le llamó Movimiento de Reforma.
Juárez y el origen de la guerra de la intervención tripartita.
Estas medidas proporcionaron a Benito Juárez gran apoyo popular; dueño de una de las principales fuentes de riqueza del país (las aduanas de Veracruz), y apoyado por los estadounidenses, desató una guerra sin cuartel, y tras la derrota de los conservadores en San Miguel de Calpulalpan (22 de diciembre de 1860) entró en la capital mexicana en enero de 1861: Después de su victoria, Benito Juárez se enfrentó a una difícil situación financiera, por lo cual decidió suspender durante dos años el pago de la deuda exterior (julio 1861), lo que motivo la llamada guerra de la intervención tripartita en México por los países acreedores (Gran Bretaña, Francia y España), cuya alianza sería rota por Gran Bretaña y España al notarse las intenciones de conquista de Francia. invasion francesa el origen de la guerra de la intervención tripartita.
La invasión Francesa y la Batalla de Puebla.
El canciller mexicano Manuel Doblado, mediante hábiles pláticas logró que los ingleses y españoles desistieran y se
retiraran. Sin embargo, los franceses enviaron una armada al mando del general Almonte. El conde Laurencez creía fácil
vencer al ejército mexicano de Benito Juárez, por lo que, el 5 de Mayo de 1862 súbitamente asaltó a los fuertes de
Loreto y Guadalupe, que defendían la ciudad de Puebla. El general Ignacio Zaragoza, al mando del ejército mexicano
compuesto de 4800 hombres, se fortificó en la ciudad de Puebla para frenar al ejército francés, en ese entonces el
mejor del mundo, que fue rechazado con grandes pérdidas al intentar repetidas veces tomar las fortificaciones
imprudentemente jactándose de su superioridad militar, teniendo al fin que abandonar el campo y retirarse vencidos y
perseguidos por la caballería mexicana.
La noticia del triunfo de las armas republicanas en puebla llenó de entusiasmo a todo el país; sin embargo, si
militarmente la batalla del 5 de mayo no detuvo el avance del ejército francés; moralmente levantó a la República del
concepto de desánimo y cobardía en que sus enemigos la suponían hundida.
La injusta intervención francesa despertó grandes simpatías por la nación mexicana en toda América y en los sectores
liberales europeos; la prensa española, inglesa y francesa censuraba a Napoleón III y abogaba por el retiro de las
tropas invasoras.
Sin embargo, en 1863 la ciudad cayó tras 72 días de asedio, y Juárez se vio obligado a retirarse a San Luís Potosí y
de allí a Paso del Norte, en la frontera con EE.UU. Juárez volvió a encarnar la resistencia liberal, esta vez, además,
contra un invasor extranjero que con apoyo de los conservadores mexicanos inventaron un trono para Maximiliano de
Habsburgo.
La Resistencia Liberal de Juárez.
Benito Juárez mantuvo la Presidencia y organizó como pudo la ofensiva desde el norte. Poco a poco las guerrillas
fueron debilitando al ejército invasor y los problemas europeos y la protesta norteamericana obligaron a Napoleón III
a retirar sus tropas de México, Maximiliano no pudo resistir y sitiado en Querétaro fue aprisionado y fusilado en
1867. De inmediato, Benito Juárez, sofocó las rebeliones en Yucatán y el estado de México, y emprendió una gran obra
educativa y de desarrollo económico.
Pero su decisión de prorrogar indefinidamente su mandato como Presidente de la República fue un golpe de fuerza que
empezó a crearle enemigos en el seno del Partido Liberal. Tras derrotar a las fuerzas de Maximiliano, que fue fusilado
(19 de junio de 1867). Benito Juárez emprendió la tarea de reorganizar al Estado Mexicano. Para ello redujo el
ejército liberal, licenció al ejército conservador y convocó a nuevas elecciones generales (agosto de 1867).
Sin embargo, Benito Juárez proyectó una reforma constitucional, por la cual se preveía el fortalecimiento del
ejecutivo frente a las atribuciones del Parlamento y de los gobiernos locales, provocó gran agitación en los medios
liberales que defendían la integridad de la Constitución de 1857. Electo Presidente para el periodo 1867 – 1871, tuvo
que recurrir repetidas veces a la declaración de facultades extraordinarias, lo que debilitó la vigencia efectiva de
la Constitución y su propio prestigio. Como compensación, Benito Juárez delegó parte de su poder en los militares
adictos, encabezados por el ministro de Guerra, Ignacio Mejía, lo que no le preservó de constantes pronunciamientos,
promovidos por los sentimientos localistas de los estados y el descontento de muchos de los caudillos militares
surgidos durante el período de las dos guerras, consideraban al Gobierno de Juárez excesivamente monolítico y cerrado.
Dispuesto a presentarse a la reelección en las elecciones de 1871, se enfrentó por esta causa a Lerdo de Tejada, quien
se separó del Gobierno y formó un grupo que englobó a la mayoría de los diputados en el Congreso (diciembre 1870).
Reelecto Benito Juárez a pesar de la oposición de lerdístas y porfiristas, que le acusaron de fraude (junio 1867),
tuvo que hacer frente sucesivamente a la revuelta de Treviño (septiembre 1871) y a la más importante de Porfirio Díaz
(noviembre 1871).
Apoyado por el general Ignacio Mejía, Benito Juárez consiguió dominar los pronunciamientos, pero murió sin terminar su
período en la ciudad de México el 8 de Julio de 1872.
